domingo, 24 de mayo de 2020

Retrospectiva.

Muchos creen que el amor se termina, que el amor se acaba cuando ya se agotan los sentimientos, que la llama del amor se apaga cuando no se siente. Pero yo digo que no es así, el amor se deja de sentir cuando más se está sintiendo. Porque cuando con nostalgia recordamos los momentos más dulces, esas miradas infinitas, esas miradas que se adentran en lo más profundo del otro ser, cuando crees que con solo una mirada, un beso, una caricia, puedes conocer a la otra persona, en ese momento es cuando más estás sintiendo. Ese sentimiento que crece y crece, pero llega un momento donde no puede crecer más, no es necesario que crezca más, porque cuando se supera a sí misma, duele, hiere. Hiere como un bisturí que corta desde dentro, una bomba de tiempo que pronto estallará, una extirpación de tu corazón desde el interior, un dolor en el vientre, dolor intenso que no sabes cómo quitar. 

 

Por eso yo miro siempre al pasado, ¡cosa perversa es para los demás! Mirar al pasado es una equivocación de gigantes proporciones, una gazapa de la que nadie debería escribir. Pero yo me enorgullezco de eso, porque si no mirara al pasado no recordara como fue mirarte por primera vez, como fue perderme en tu mirada, adentrarme en ti, conocerte, explorarte, no concentrarme en tus castaños luceros, más bien en tu espíritu. Difícil sería recordar como con la primera caricia quería consolar tu lamentada alma, calmar tus sufrimientos y lleno de ilusión darte un primer beso que transforme tus angustias en alegrías, la zozobra en calma. Cómo, dime cómo recordaré todo eso, si no miro al pasado? Por eso te prometo mirarte siempre como la primera vez, tocarte siempre como la primera vez, besarte siempre como la primera vez, te prometo que mi amor no va crecer, no explotará, sino que se mantendrá, satisfecho de ti, hasta la eternidad.

KV


viernes, 20 de enero de 2017

No les pasa que viven en dos mundos? en el mundo que llaman "real" y el mundo imaginario que solo vive en sus cabezas? A mi me pasa eso, bueno mi mundo no es un mundo fantasioso y fantástico donde puedo volar por las nubes, donde todo es perfecto y vivo en un mundo utópico, no así no es. Más bien es un mundo donde los únicos superpoderes que tengo es ser diferente a como soy en realidad, donde no me da miedo hablar con la gente, donde soy el más cool del grupo, una persona popular que se las lleva bien con todos, aunque no niego que mi mundo tiene mucho color. 
Aunque.. dicen por ahí que eso lo que uno se imagina es solo una proyección de lo que quiere ser y no puede ser, o no se atreve a ser. Pero pensándolo bien, lo que llaman el mundo "real", también es una proyección? una proyección de lo que le toca ser? O de lo que en verdad se ha convertido. Tal vez somos la proyección de otras personas, tanto queremos complacer a otras personas que nos convertimos en alguien que no queremos ser, que nos vemos obligados a no vencer nuestros más profundos miedos, donde tenemos miedo de vencer nuestros miedos, donde es más fácil escondernos, que brillar, donde nos conformamos y terminamos siendo felices en nuestro propio mundo maravilloso, donde nos transformamos y elegimos ser lo que de verdad queremos ser.

viernes, 6 de noviembre de 2015

La Coartada

Nunca, en mi vida había hecho un interrogatorio como ese.
Ya llegando a media noche, yo estaba devanándome los sesos pensando en que decirle a en que información sacar sobre lo que había pasado 3 noches atrás.
Arturo, era impecable, elocuente, y tenía una reputación de escasas historias, era uno de esos vecinos a los que conoces solo por nombre y por su plástica amabilidad, pero de los que nunca logras saber, al menos eso decían los otros testigos, porque yo lo conocía desde hacía mucho tiempo atrás.
Si yo perdía la cordura y le pegaba en la cara, entonces lo perdería y le asignarían el caso a otra persona, pero no, yo siempre había sido un caballero incluso con gente como el. Debo admitir, sin embargo, que era desesperante ver a una persona así cerca de mi, alguien tan físicamente "normal" según los estándares y tan distante de lo que un ser humano podía ser.
Nunca me había tomado algo de manera personal, pero era la primera vez, ya que como un buen mentiroso, su tranquilidad era insana, antipolígrafos, y su risa era bastante audible. Le gustaba humillar a quien estuviera en frente, le gustaba probar su veracidad y puntos de forma inquebrantable.
- ¿Donde estuviste la noche del 20 de octubre a las 7:45 PM?
- ya te dije, en el estadio viendo el tan esperado juego de las estrellas. De hecho, puedo entregarte el boleto.
- Ok muéstrame.
sacó de la chaqueta, un papel arrugado que corroboraba lo que me estaba diciendo, pero ¿como creerle?
Esa noche, yo estuve a unos metros de su casa (mi madre vive en ese barrio) y lo que vi me impactó. Verlo a el saliendo de su vivienda con una inusual y nefasta cara que solo se ve en la cara de un hombre que acaba de rebajar su humanidad.
Ya mis compañeros de trabajo me empezaban a ver como un loco, y es que era normal, ya que mis ojos habían cambiado sus órbitas y el sudor se hacía más visible en mi frente.
"Repasemos de nuevo todo" pensé:
Lo vi salir de la casa blanca, con la camina desaliñada y un aspecto enfermizo. No obstante, fui el único testigo, y aparentemente eso no basta. El tiene la coartada perfecta y gente a su favor, además de que el cuerpo se encontraba sin marcas o heridas visibles.
Mientras pensaba todo esto, mi mente dio un giro y me empecé a preguntar: ¿ por qué sospechar de Arturo? ¿Por qué sabotearle la vida? ¿Por qué tenía la seguridad de que el había matado al señor Diógenes?
¿han sido tres noches largas cierto? Me preguntó Arturo, Sentí un frío en la espalda y rápidamente me di cuenta de que no había nadie, de que la habitación estaba vacía, y en verdad me parecía estúpido, extraño, pero al final cierto. Durante toda la conversación, nunca me atreví a mencionarlo...
Mi impulso fue sacar mi billetera de mi bolsillo trasero, y revisar la cédula. Pero a lo mejor fue la peor idea que pude haber tenido, porque cuando vi los números y la foto que en ella se encontraban, revisé por último el nombre, y estaba escrito: "Arturo Marquez Mejía".
El solo era un reflejo de lo que puede crear la desinhibición social.
Pero al menos, tenía las pruebas a mi favor.

Julio Mario Orozco Jervis

miércoles, 22 de julio de 2015

Pesadilla


Era tan bueno que parecía que estaba soñando. Me pellizcaba a cada rato porque eran los mejores omentos de mi vida, eran sueños que se estaban volviendo realidad, cada día era mejor que el anterior. Vivía en las nubes, extasiado completamente de amor. Tenia todo lo que quería, me sentía amado. El mundo solo vivía para nosotros dos, el sol solo nos calentaba a los dos estaba arriba tan arriba que no podía ver el suelo, porque sentía que había conseguido lo que tanto había buscado. Los días pasaban rápido casi ni podía procesar tanto deleite que encontraba. Cada beso, cada roce cada caricia, era como la primera. Quería alargar esos momentos lo mas que podía. Nada mas con verte me emocionada, mi corazón se aceleraba. Tu eras la luz de mi vida. Iluminabas todos mis caminos por ti me guiaba y seguía caminando, consiguiendo todo por ti y para ti.. eras mi camino mi luz mi guía..

Pero luego ese sueño se tiño con la amarga realidad de este maldito mundo, seguí soñando pero ya no era placentero, era mas como una pesadilla un sueño de esos de los cuales te quieres despertar pero no puedes, aun aunque estés sufriendo crees que todo va mejorar y quieres esperar a ver que pasa al final. Tal pesadilla se volvió tan real que sentí como se alejaban tus besos, tus caricias, tu mirada.. y sentí como me arrancabas el corazón, como me deshollejabas la piel estando vivo. Sentí tu risa, pero ya no era la misma, una risa sarcástica que me dabas a mi, una risa maliciosa y burlona.. te burlabas de mi amor de mi cariño de lo que te di. Lo peor es que no reías sola.. alguien mas te provocaba esas risas y te sentía feliz alegre.. y mi cuerpo se incineraba.. tu lo quemabas. Solo podía preguntarme ¿por qué? ¿Por qué a mi? ¿Por qué me tratabas así?.

Muéstrame la luz otra vez. Muéstrame el camino. Dejame caminar otra vez. Al menos dejame levantarme de esta pesadilla... dejame seguir...

Han pasado días, meses, años y aun no me he despertado.. no se porque tengo la impresión que no me puedo volver a despertar.. creo que elegí la peor opción, la opción mas cobarde de quedarme dormido para siempre...

jueves, 4 de junio de 2015

8 Metros Cuadrados (1era Parte)



Les juraría que la sensación fue la más horrorosa de todas, pero no recuerdo muy bien lo sucedido, de hecho, se sentía más como un malestar estomacal, un dolor en la columna cervical, un poco de mareo y más sensación de enfermedad que de terror en general.
Las cosas que mis sentidos podían distinguir eran las siguientes:
- El montón de cubos de hielo en los que estaba apoyado mi cuerpo.
- Saber que mi ropa no estaba conmigo
- Una luz verde bastante opaca que a duras penas iluminaba el lugar donde estaba
- Y se que era una tina... lo se.
Mi mayor ventaja era que no estaba atado y que aún funcionaban mis piernas, entonces había que tratar de pensar rápido en donde había sido mi última vez despierto, y eso, era lo que más me estaba inquietando en ese momento.


-Julio Mario Orozco Jervis



viernes, 15 de mayo de 2015

El autoestopiata

A las doce de la noche me gustaba salir de barranquilla para asegurarme de llegar a las doce del día a medellín.
Era solo una de esas noches normales de trabajo y me gustaba viajar acompañado de mi hermano Angel, quien a su vez me ayudaba a bajar la mercancía y con todos los otros trasteos de una noche y mañana de trabajo.
A las 2 de la madrugada, nos dimos cuenta de que estaba casi vacío el tanque, y llegamos a la primera bomba que encontramos, para surtir el auto de gaseosas, papitas y de cuanto dulce y seguir con el viaje usual.
Le dije al bombero que tanqueara con corriente y le entregué 100.000 pesos, mientras el los agarraba y sin saludar se dispuso a cumplir su labor, a su vez que Angel, ya se había bajado a buscar al minimercado de 24 horas las pequeñas meriendas para no morir de hambre en ese camino tan montañoso y nublado que nos esperaba.
Alguien toco la ventana, era un hombre bastante alto, vestido con saco y pantalones color gris, y unos zapatos de charol, que muy gastados se veian; el tipo era bastante amable, y cargaba el estuche de un violín; me saludó y se presentó diciendo que se llamaba Luis Gabriel Perez, y que solo necesitaba que lo llevara a unos 10 kilómetros donde decía vivir en una finca.
Me explicó que había estado toda la noche en una boda y que apenas se desocupaba a esa hora, pero que en ese momento no pasaba ningún transporte público.
Aunque usualmente no soy un hombre confiado, su frialdad y amabilidad, le daban la impresión de ser una persona que hablaba con la verdad y que tenía mucha educación, por ende le dije que se subiera.
El hombre me dijo que iría un momento al baño a lavar sus manos y dejó el estuche negro en el asiento trasero, cosa a la cual no le di mucha atención.
Mi hermano habiendo regresado del minimercado, se subió y le conté acerca del hombre que había solicitado nuestra ayuda, cosa a la que no respondió de la manera más alegre, pero bueno, era algo entendible, ya que nunca habiamos hecho algo así.
Ya habían pasado unos 40 minutos desde que el hombre había ido al baño, así que decidimos irnos y dejar que el buscara otra ayuda.
Angel david me decía con mucha rabia, lo estúpido que había sido y lo mucho que eso nos iba a retrasar el viaje, y tenía mucha razón en enfurecer de una forma tan explosiva, ya que necesitabamos llevar las maderas lo más temprano posible a medellín.
Ya habiendo llegado con 40 minutos tarde empezamos a sacar toda la madera y a guardarla en el camión que nos esperaba impaciente, pero, en ese momento,vi el estuche que el autoestopista había olvidado en el asiento trasero y me sentí con mucha pena y frustración, al saber que el vivía de esto, así que lo abrí a ver si encontraba algun numero de celular u otro dato personal para así devolverlo, pero, en ese momento un frio recorrio mi espina y me hizo temblar de la manera más perturbadora posible, al ver, que lo que había dentro no era un violín, sino, 10 dedos humanos en bolsas de ziploc, un cuchillo y una cuerda.

-Julio Orozco

miércoles, 6 de mayo de 2015

Alzheimer

¿Has recordado cuando corriamos en el parque? Jugábamos a ir a ningún lado, nos mirábamos como estúpidos, porque sabes que el amor de muchachos te idiotiza.
Este cuarto es bastante diferente a lo que planeabamos para esta edad amor, pero no importa, está bién porque estoy contigo, está bién porque aunque ya no te puedas mover o hablar como antes, aún me das la mano; simplemente está bién.
¿Has recordado que el primer beso fue tan tímido y tan inocente? Creiamos tanto en el "nosotros" y en el presente, que nos importaba poco lo que pasaría, lo que resultaría.
Aunque menos íntimo, yo recuerdo mucho más el primer abrazo, me pasa por la mente un memoria tan febril de lo que se sintió un cuerpo de la estatura perfecta y las medidas perfectas, como si Dios te hubiera diseñado para completarme el alma; un sentir tan cercano a lo indescriptible, a lo sublime.
Vida, eso es lo que yo recuerdo, y espero que te pasen por la mente todas las cosas del "nosotros", porque hoy, yo te lo vuelvo a contar, porque llevo haciéndolo muchos meses y a veces sonríes y a veces me miras como a un loco, porque he sabido amar todas tus miradas y gestos, he sido un estudiante de ti, de tus significados, me he dedicado a la hermenéutica de tu querer.
Me importa mucho todo lo que una vez pasó, y planeo despedirme de ti como lo mereces, y ser el único en esta habitación para eso.

Julio Mario Orozco Jervis