Si sucedieras, como lo que mis ojos imaginan serías el calor intangible, un sentir satisfactorio y sus repercusiones valederas.
Si sucedieras como la sonoridad de las sinfonías en mi cabeza, serías un clásico en mi pensar.
Ahora bien, quien es el hombre que se mira en el espejo, el individuo que siente servilismo a los pies de la que desconoce sus afectos. Probablemente ni siquiera sabe quien es ya.
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